- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Fecha – 02/05/2019
Con la XQ1 de los 10.000 km recién revisada y con el práctico complemento del baúl SHAD de 39 litros que ofrecen los puntos de venta Daelim a un precio especial, recorrimos los poco más de 550 km que separan Madrid-Sevilla por las autovías A5 y A66 para hacer una visita al vendedor Daelim de Motocasión Sevilla. Era la primera etapa de esta gran ruta de 1.500 km con mucha fatiga para el que conduce pero bien llevados por nuestra XQ1.
Todo listo para iniciar la gran ruta de los 1.500 km el pasado jueves 11 de abril, justo antes de las vacaciones de Semana Santa. En los preparativos ya te contamos que pasamos la revisión de los 4.000 km y que le montamos un kit baúl SHAD SH39 con sus correspondientes fijaciones, muy práctico para llevar el equipaje complementando al espacio principal de carga bajo el asiento (ojo con este último, porque la cercanía del motor en marcha calienta todo lo que guardes).
Pantalla del XQ1 en Madrid justo al iniciar el viaje a Sevilla
Tras los preparativos de última hora y comprar algunas cosas que nos hacían falta para el viaje. La hora oficial de salida se retrasó hasta las 10:52. Foto del cuadro con la hora y kilómetros para controlar tiempos y velocidades medias reales y, sin parar, entrar en la M30 con el depósito lleno para desviarnos en el nudo sur por la A4. Preferimos optar por tomar la A5 desde la M40 en lugar de seguir por la A4: son 10 km más que yendo por la A4, el trazado está mejor, el Google Maps lo recomendaba (tan solo 8 minutos de diferencia) y, lo principal, a la hora de desandar lo andado, mejor volver por otro camino ya que, a velocidades de 125 cc, se te hace mucho más eterno.
El primer tramo del camino ya nos era familiar porque unos días antes lo recorrimos para visitar a Motos Robert en Talavera de la Reina (Toledo). El buen tiempo no sólo nos acompañó en este primer tramo sino también en los siguientes, sin demasiado calor e incluso con ligero viento de cola que ayudó a desahogar la mecánica de la XQ1. Para buscar la velocidad de crucero ideal, enrosqué el acelerador a tope y después corté gas un cuarto de vuelta más o menos. La aguja del velocímetro se centró en los 110 km/h en una horquilla de 100 mínimo y 120 máximo.
Cruzando el río Tajo justo a la altura de Almaraz (Cáceres)
Mi hijo Carlos me acompaño en el viaje con un scooter de 400 cc, salió más tarde y me alcanzó a los 140 km de Madrid, sugiriéndome que paráramos 6 km más tarde para que repostara él y tomar algo. Me tomé un pincho de tortilla y una cerveza con limón y volvimos a la ruta, aunque él se adelantó y no volvimos a vernos hasta Sevilla. En ese primer tramo, la Daelim XQ1 y yo recorrimos los 146 km en 91 minutos lo que hace una velocidad media real de 96,3 km/h, consumiendo tan sólo dos de los seis ladrillitos del nivel de gasolina (buen consumo).
A la entrada de los túneles de Miravete (Cáceres)
Ya no paré (salvo para hacer fotos desde el arcén o desviándome muy poco) hasta pasado Trujillo en Cáceres donde fue necesario el primer repostaje (el nivel solo mostraba un ladrillo y lo apuramos). Por el camino cruzamos la XQ1 y yo el río Tajo a la altura de la central de Almaraz (hay otras dos centrales nucleares refrigeradas por el Tajo, Trillo y Zorita, aunque esta última ya se ha cerrado), y pasamos los túneles de Miravete (con un carril cortado por obras) que evitaba el antiguo puerto del mismo nombre. En esta segunda etapa bajamos la velocidad media a 92,2 km/h reales (que no está nada mal).
Trujillo (Cáceres) a punto de repostar
Depósito lleno, foto del cuadro para controles y “on the road again”. Seguimos por la A5 hasta Mérida cruzando previamente el río Guadiana (parada para la foto) y desde aquí abandonamos la autovía de Extremadura para entrar en la A-66 o Autovía de la Ruta de la Plata, paralela al trazado de la Vía romana que unía Sevilla con Gijón. Por aquella calzada no se transportaba el codiciado mineral, sino que le viene el nombre de la palabra árabe Balata, haciendo referencia al enlosado del camino, y que el vulgo se ocupó de pronunciarlo como plata.
Antes de cruzar el río Guadiana a su paso por Mérida (Badajoz)
El cansancio, más acusado con dolores en el cuello, unido a que es la hora de comer, me tienta a parar (muy bien la postura de conducción de la XQ1 que no fatiga el culo ni la espalda en los viajes largos), pero mentalmente hago cálculos para estimar si me lo puedo permitir para llegar a la cita con Sergio Chacón de Motocasión Sevilla que fijamos a las 18h: compruebo que voy justo. La XQ1 está como a la salida de Madrid y no se resiente por la paliza, ni siquiera el baúl ofrece carga aerodinámica comparado con viajes anteriores. No fuerzo el ritmo pero aprovecho para inflarme a caramelos de café en el repostaje en las proximidades de Calzadilla de los Barros, uno de los últimos pueblos de la provincia de Badajoz antes de adentrarse en la provincia de Sevilla. En esta tercera etapa, recorremos 179 km en 113 minutos lo que hace una velocidad media de 95 km/h.
Primera foto al llegar a Sevilla: Torre del Oro
A los poco más de 120 km del último repostaje entramos en Sevilla capital y, al llegar, me pierdo un poco en la circunvalación SE-30. Lo mejor es guiarse a la Avenida de Juan XXIII por el Google Maps, pero no tuve tiempo de buscar un soporte adecuado (al no llevar los retrovisores en el manillar. No vale anclar el soporte del Smartphone a la base de los mismos), por lo que opto por colocarme el móvil entre la oreja y el casco para seguir las indicaciones de voz (creo que no es muy legal).
En Motocasión Sevilla
A la entrada de Motocasión Sevilla, justo al lado del “Parque Móvil”
Finalmente llegamos a Motocasión Sevilla justo a las 18h menos dos minutos bajando la media en este último tramo de 77,3 km/h por el tráfico urbano y las paradas. El odómetro de la pantalla LCD muestra 4.821 km: estamos a punto de llegar a los 5.000 km que marcan el ecuador de la prueba, pero eso lo dejaríamos para el día siguiente.
Boutique Motocasión Sevilla
Sorprende encontrarnos a la entrada de la megatienda del barrio de Amate un auténtico mar de motos. Tan poblado estaba que me costó encontrar un rinconcito para estacionar la XQ1. Son motos de clientes que están esperando su turno en el taller y, en su mayoría, motos de ocasión (de ahí el nombre de la tienda) a precios muy razonables y con la garantía de un año de Motocasión.
La XQ1 en el taller de Motocasión Sevilla
Nada más llegar nos atendió Alonso, el jefe de taller, que se ocupó de pasar la XQ1 dentro y darle un repaso. No hizo falta rellenar aceite ni ajustar presiones pero sí que le vino bien un buen lavado sobre todo por los cadáveres de insectos estampados en el parabrisas.
La XQ1 con Sergio y Alonso en la exposición principal Daelim de Motocasión
Sergio nos enseñó su tienda principal con casi 500 metros cuadrados repartidos en dos niveles; su experiencia de 30 años está en esta tienda. Incluso cuenta con otra segunda tienda integrada en las instalaciones de El Corte Inglés: más céntrico imposible.
La XQ1 en la exposición principal desde el nivel superior
Quiso que pasaremos la XQ1 al escenario principal de la exposición donde la fotografiamos junto con la gama completa de los modelos Daelim. También nos enseñó el almacén de recambios con material de sobra para hacer frente a las reparaciones y desgastes de componentes más frecuentes, y la boutique con todo lo necesario para vestir al motorista al mejor precio.
La XQ1 en los preparativos de la Feria de Abril
Tras la visita a Motocasión, recorrimos Sevilla para hacer algunas fotos antes de la puesta de sol. Al día siguiente teníamos que salir temprano hacia Gibraltar, pero eso os lo contaremos en el próximo capítulo.
Tercer gran río cruzado con la Daelim XQ1 en una jornada: el Guadalquivir
