- Autor del texto – Vicente Arenas
- Autor de fotos – Vicente Arenas
- Fecha – 30/5/2019
Hace menos de dos semanas que habíamos realizado el viaje visitando los puntos de venta Daelim de Sevilla, Gibraltar y Córdoba donde la XQ1 hizo gala de un confort y un comportamiento intachable. Pero no contentos con ello y teniendo cerca el “puente” de mayo, nos propusimos un nuevo reto para nuestra prueba maratón recordando donde empezó todo para el que suscribe este texto.
Mis primeros pinitos con las dos ruedas, bicicletas aparte, fueron probando algún Vespino o Derbi Variant de amigos mayores que yo cuando tenía 12-13 años. Por eso nada más cumplir los 14, me examiné de la licencia de ciclomotor en la DGT de Móstoles. Ya con el carnet en mi poder, alquilaba en motos Castro un Vespino Vale con el que hacía pequeñas excursiones a Toledo y Segovia. Pero donde empezó todo, fue en la primera semana de julio del 85 donde me fui con 14 años en un Vespino SCAN a Zaragoza. Nunca olvidaré ese viaje. El primero de muchos más para visitar familia y amigos maños y veranear en Comarruga, Tarragona.
Los recuerdos de aquel viaje me vinieron a la cabeza mientras me sacaba la foto de salida con la Daelim XQ1 en Avenida de América con Cartagena, que daba comienzo a aquella N-II (ahora A-2) que nos llevaría hasta Tarragona y Barcelona. Ya había guardado el equipaje en el cofre Shad, incluyendo un pantalón de lluvia por si las moscas. Es otra de las cualidades de nuestra XQ1, su capacidad de carga, aumentada en este caso por el baúl. Anotamos con el móvil que partimos a las 2:09 con el Odómetro en 6.023 km.
Establezco la velocidad de crucero en unos cómodos 105/110 km/h de marcador, que la Daelim mantiene perfectamente. Los pequeños desniveles que encontramos por el camino los supera sin dificultad, hasta la pronunciada subida a la entrada de Guadalajara y al pasar al lado de Torija que nos obliga en ambos casos a bajar puntualmente el crucero a 80 km/h. Aprovechamos para sacar una foto con su famoso castillo de fondo y seguimos ruta.
Segunda cuesta importante en la ruta: la de Torija (Guadalajara) con su castillo
El recorrido sigue siendo prácticamente llano por lo que mantenemos sin dificultad la velocidad de crucero del principio y casi sin darnos cuenta, llegamos a otro punto kilométrico importante para nuestra revista: el 125. Desde mi primer reto para Moto125.cc (a Pingüinos en Rieju City Line 125), siempre que me sea posible intento inmortalizar dicho hito.
El punto kilométrico 125 es un hito importante en nuestras rutas
Rápida parada sin problema gracias a la escasa circulación y continuamos hasta apurar un poco más el depósito, parando tras realizar 168 km en 1 hora y 52 minutos. Lo que hace una media exacta de 90 km/h reales. No está mal contando con las dos paradas para fotos incluidas.
Llenamos a tope el depósito con 10 € que a 1,35 son 7,4 litros de 95. A ver lo que duran para calcular el consumo, aunque os puedo adelantar que al carecer prácticamente de pendientes y con viento nulo, cada ladrillo del nivel nos está durando entre 50 y 55 km, lo que vendrá a ser algo menos de tres litros a los 100.
Proseguimos ruta sin apenas notar cansancio, a pesar de las casi dos horas que llevamos la XQ1 y yo. La carretera es la de siempre desde los 90, pero no hago más que recordar cómo era en los 80; de un solo carril, mucho más divertida, aunque peligrosa y lenta al tener que atravesar todos los pueblos de la antigua N-II.
Ensimismado en mis pensamientos estaba cuando, tras media hora, pasamos por el desvío 211 que nos conduciría a Bubierca, pueblo natal del mediático “doctor Cabeza”. Para los más jóvenes explicarles que fue, entre otras cosas, presidente del Atlético de Madrid a principio de los ‘80. No pude resistirme a sacar una foto con la cámara situada en el casco. Aunque no soy muy amigo de las Gopro, así no perdería tiempo.
Desvío a Bubierca poco antes de llegar a Calatayud
Los kilómetros van pasando y nos damos cuenta que no somos los más lentos de la carretera. Con nuestra marcha nos permitimos el lujo de adelantar a todos los camiones que nos vamos encontrando. Si aprovechas el rebufo y toda la caballería de la XQ1, los adelantamientos se hacen con celeridad.
Nos queda el trámite de circunvalar Zaragoza y coger, ahora sí, la N-II que, salvo en un tramo cerca de Lérida, es de un carril por sentido. Evitamos la autopista de peaje que, aunque nos haría llegar antes a nuestro destino, es más monótona y aburrida.
Esto ya es otra cosa. La N-II iguala las prestaciones de nuestra Daelim con las máximas de la carretera. Incluso tenemos que aflojar en algún radar con límite de 80 km/h. El trazado pasa a ser menos monótono y empezamos a tener que emplear más banda de rodadura que la central al trazar algunas curvas.
En el km 390 llegamos a Bujaraloz, donde os recomiendo parar en su famoso restaurante buffet libre El Español con las tres “B”. Parada rápida y a seguir. No conviene comer mucho porque después te entra sueño. El desayuno ya fue copioso pensando en ello.
Seguimos con nuestra marcha de 105-110 km/h y paramos cerca de Candasnos a repostar. Aunque esta vez no hemos apurado el depósito hasta el último ladrillo; prefiero no hacerlo por si nos encontramos alguna gasolinera cerrada. Recordaros que el 1 de mayo es fiesta.
Hemos realizado 238,1 km. en 2 horas y 57 minutos, lo que hace una media real de 80,7 km/h. Efectivamente no es muy buena media, pero tenemos que tener en cuenta las paradas y que no podemos atravesar las poblaciones que nos vamos encontrado a una velocidad superior a 50 km/h, de ahí esos casi 10 km/h menos de media.
Lo que sí ha salido muy beneficiado es el consumo, que se ha quedado en unos escasos 3,1 litros/100 km. Muy contenido teniendo en cuenta la velocidad de crucero.
Nos sigue sorprendiendo la comodidad del XQ1, ya que nuestras posaderas no se han enterado a pesar de las casi tres horas seguidas que llevamos. Las diferentes posturas que adoptas a sus mandos con los pies en la plataforma plana o sobre la más inclinada tras el escudo, permite estirar más o menos las piernas. La base del asiento tiene un mullido excelente con la dureza adecuada para pasar horas encima.
Dándonos cuenta la hora que era, decidimos no parar más hasta destino. Llenamos a tope con 10€ y gassss. Pasado Fraga, la N-II se convierte en A-2 por lo que podemos apurar más la velocidad de la Daelim. Rodeamos Lérida y enlazamos con la N-240 que nos llevará a nuestro destino, Comarruga.
Borjas Blancas, Vinaixa y Espluga de Francolí son puro trámite. La subida a Montblanc ya es otro cantar y aquí la velocidad baja debido a la fuerte pendiente. Pero, aunque llevábamos casi 6 horas en la moto, lo mejor estaba por llegar y no era otra cosa que la ascensión y descenso del Coll de Lilla. Puerto bonito donde los haya, posee además de un asfalto impecable lo que me hizo esbozar una sonrisa al hacer rascar por ambos lados los bajos de la XQ. Pero es que la estabilidad y el agarre de los neumáticos lo permiten en seco. Después de tanta monotonía, es agradable desentumecerse en un puerto como este y comprobar lo que nuestra montura es capaz a pesar de ser sólo una 125.
Tras llegar a Valls, pequeño despiste y en vez de coger la C-51 que me lleva directamente a El Vendrell y de ahí a Comarruga, cojo la A-27 dirección Tarragona creyendo sería más rápido, pero no. De todas formas sólo fueron unos pocos kilómetros más. Circunvalamos Tarragona y cogemos la famosa N-340 que nos llevaría a nuestro destino.
Con el anochecer llegamos a nuestro destino, Comarruga en Tarragona.
Foto del cuadro para comprobar tiempo y kilómetros y subimos a casa donde mi hermana tuvo a bien darme de cenar una empanada no casera pero que me supo a gloria.
En este tercer asalto han sido 187 km en 2 horas y 20 minutos, lo que arroja una media real de 80,3 km/h. No está mal teniendo en cuenta las fuertes pendientes que tuvimos que superar y las travesías de las poblaciones a 50 km/h. Nuestra XQ1 ni se enteró y mi cuerpo tampoco, lo que dice mucho y bien de la comodidad del scooter.
Casi 600 km y poco más de 7 horas después llegamos a nuestro destino
En total han sido 594 km en 7 horas y 9 minutos, haciendo una media real de todo el viaje, paradas y repostajes incluidos de 83,1 km/h. Mañana más guerra aunque mucho más suave que hoy. Si quieres saber qué haremos, tendrás que esperar al próximo capítulo.