- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Javier Arenas
- Fecha – 7/4/2024
Se reconoce a primera vista que es una Duke, pero esta Duke que acaba de comercializarse en todos los concesionarios de KTM no tiene absolutamente nada que ver con su predecesora, nuevo bastidor multitubular con subchasis en fundición de aluminio, diseño radical de Kiska, frenos ByBre de más potencia, ABS Bosch con modo Supermoto, conectividad por App, suspensiones WP Apex, y un completamente nuevo motor denominado LC4c que se mantiene en el límite de los 15 CV a pesar de las adversidades de la homologación Euro 5+.
Ya está aquí la tercera generación de la Duke 125, que además conmemora el 30º aniversario de la primera Duke de KTM, la 620 de 1994, la respuesta del fabricante austríaco en el segmento de las naked deportivas. Y aunque la hubo en más cilindradas, la versión de 125 cc se retrasó hasta el 2011, cuya prueba puedes consultar aquí. Tres años más tarde, en 2014, esa misma Duke 125 disponible también en las cilindradas de 200 y 390 cc compartiendo básicamente el mismo bastidor, se renovaba con ABS Bosch (la primera moto de 125 cc no scooter en equiparlo) manteniendo el mismo precio de la versión anterior.
La segunda generación llegó en 2017. Los cambios afectaban a un nuevo bastidor multitubular, más corto entre ejes, vestido con un nuevo traje a la medida de Kiska con depósito de mayor capacidad y manteniendo el mismo motor ya conocido que se adaptaba a las nuevas homologaciones manteniendo la potencia límite de los 15 CV.
Y para esta tercera generación que se anunció en el último EICMA se ha hecho todo nuevo. Sí, ya sabemos que abusamos mucho de la palabra nuevo, y que esto se parece al cuento de que “viene el lobo”, pero cuando decimos que todo es nuevo es que no se aprovecha nada de lo anterior, aunque se reconozca a primer golpe de vista que es una Duke.
Empezando por el bastidor se ha estrenado un conjunto multitubular en acero que combina con un subchasis trasero en fundición de aluminio como también el basculante asimétrico con una ligera curvatura “bananoide” por el lado derecho para salva la salida del tubo de escape. Su toque más característico es el amortiguador descentrado hacia el lado derecho dejándolo completamente a la vista. Pero además de resultar muy atractivo estéticamente, también tiene su justificación técnica ya que se consigue una caja del filtro de aire más voluminosa que permite respirar al motor a pleno pulmón, además de reducir la altura del asiento desde los 830 mm de la Duke ’17 a los 800 de la ’24. Las geometrías de la parte ciclo cambian con una distancia entre ejes más larga (de 1.357 a 1.370 mm) y un lanzamiento de dirección más cerrado a 66º (antes 65º) con el fin de ganar agilidad en ciudad sin perder estabilidad en carretera abierta.
Todo este conjunto de bastidor lo vuelve a vestir el equipo de diseño Kiska, también austríaco, con sus típicas formas de aristas marcadas que se hacen más radicales con esos aletines extralargos (su extremo delantero se iguala casi con la parte más saliente del faro) que salen del depósito canalizando el aire de marcha hacia el radiador. Por cierto, que el depósito es ahora de chapa con capacidad para 15 litros (13,5 en la versión ’17 y 11 en la ’11, valga la redundancia).
En lo que respecta a suspensiones, la Duke 125 sigue siendo fiel a WP (White Power) pero en esta ocasión se emplea la generación APEX que, en la horquilla emplea la tecnología del cartucho abierto con mayor contenido de aceite para una mejor disipación del calor y menor fricción. Esta horquilla, invertida obviamente, cuenta con barras de 43 mm con un recorrido de 150 mm (antes 142) y es la misma que la equipa la Duke 390 con la única diferencia de no disponer en los tapones de las botellas los ajustes de extensión y compresión. Detrás también encontramos un amortiguador WP APEX de pistón separado y solo regulable en precarga de muelle en 3 posiciones. Los 60 mm de recorrido en el amortiguador se traducen también en 150 mm a la rueda trasera.
Aunque el diámetro (17”) y las gargantas sean las mismas de siempre, el diseño de las llantas también es novedad y, si te fijas con detalle, verás que se han aligerado al máximo para reducir su inercia. Para el calzado se estrenan unos Michelin Road 5 en las mismas medidas de siempre: 110/70 y 150/60 con carcasa radial. Los discos de freno siguen creciendo en tamaño alcanzando el récord en 125 cc de 320 mm en la rueda delantera, con 240 en la trasera. Las pinzas, aunque no lo especifique claramente KTM, son ByBre, la marca de Brembo dedicada a scooters y motos de pequeña cilindrada (van de incógnito con un logo liliputiense), con una pinza de anclaje radial de cuatro pistones para el disco delantero (montado ahora en el lado derecho facilitando montar un antirrobo con la dirección bloqueada) y una pinza flotante de doble pistón detrás (aunque nos parece que es simple pistón). Todo ello con el añadido de un modulador ABS bicanal de Bosch versión 9.3 MP que incluye el modo Supermoto (= desconexión del ABS trasero) para derrapar a gusto sin intervención y TC (control de tracción).
Como nos estamos enrollando demasiado y hay mucho que contar en todo esto de “totalmente nuevo”, dejaremos el motor LC4c para el apartado “El detallazo” y nos centraremos en el cuadro de instrumentos por pantalla TFT de cinco pulgadas que ahora incluye conectividad con el móvil a través de la App KTMconnect y dos visualizaciones Street y Race, esta última con cronómetro por vueltas en circuito. Hay muchas opciones nuevas (navegación abreviada turn-by-turn, por ejemplo) que se manejan a través de una nueva piña izquierda con botones tipo joystick, con la retroiluminación.
Y con tantos materiales nobles en su fabricación y componentes Premium, pues no es de extrañar que su precio escale hasta los 5.599 €. Se ofrece en dos esquemas de color: el Atlantic Blue que os mostramos en la prueba que es un azul oscuro que según la luz se convierte en negro combinado con el naranja chillón característico de KTM presente en llantas y las letras de Duke en los aletines, y el Electronic Orange, con el mismo azul mutante en el depósito y guardabarros delantero, naranja chillón para los aletines y llantas negras.
A bordo
Sí, es verdad que 800 mm de altura los consideramos altos para un scooter, pero en el caso de la Duke, con un arco de montura estrecho, resultan asequibles. Sirva de referencia que las tallas medianas de 170 cm podrán apoyar en el suelo ambas plantas de los pies e incluso doblando las rodillas. Los más altos (no hemos tenido la referencia de los 190 de Vicente al encontrarse recuperándose de una operación) puede que no se encuentren cómodos después de haber probado la Duke anterior con 830 mm, y, para ellos, KTM ofrece un asiento opcional de 820 mm. No pienses que el mullido se ha reducido al mínimo en el de serie: todo lo contrario, es muy cómodo y no fatiga en largos recorridos.
Iniciando la marcha y apoyando los pies en sus estriberas de aluminio forjado, te das cuenta del mimo que le ha dedicado KTM a su posición de conducción: simplemente perfecta y no hay quejas de que se note la mayor capacidad del depósito.
En ciudad, el motor se adapta a una conducción tranquila. Es extrasuave de funcionamiento, aunque tienes que mantenerlo por encima de las 5.500 revoluciones para tener tracción, por cierto, el gráfico del cuentavueltas en ambas visualizaciones es muy impreciso; me gustaba más el de la Duke ’17. Su nueva geometría se adapta muy bien al uso urbano diario resultando muy manejable y dócil incluso en horas punta. Bien por el detalle de la cancelación automática de los intermitentes cuando recorres más de 150 metros (o más de 10 minutos).
Cuando recogimos la unidad de pruebas, se nos comentó que equipaba Quickshifter+, un accesorio opcional que permite cambiar o reducir de marcha, sin accionar la maneta de embrague ni cortar gas. Personalmente, estas cosas me han parecido una tontería para gastarse poco más de 200 € y con más motivo cuando el cambio de esta Duke es muy suave con un embrague blandito. Pero como estaba ahí, lo cierto es que fue una experiencia probarlo y reconozco que en ciudad ayuda mucho cambiar a capón sin miedo, aunque insisto en el “si merece la pena”.
Sacando su faceta deportiva (Ready to Race), el motor resulta muy divertido: sube de vueltas con mucha alegría enlazando las marchas con suavidad y precisión incluso prescindiendo del Quickshifter+.
En carretera abierta se encuentra todavía más a gusto. Te acoplas sobre el depósito buscando el mejor coeficiente aerodinámico y llegas a ver en llano, después de lanzarla un buen rato y apurar las marchas hasta las 10.000 vueltas, los 120 km/h en su velocímetro que se corresponden con 115 reales, nada mal para una naked. En condiciones favorables puedes llegar a ver los 127.
Tomas las curvas con trazo firme y se pega con buen aplomo al asfalto. El consumo dando caña, como nos caracteriza, alcanzó unos algo elevados 3,77 l/100 km, permitiendo los 15 litros de capacidad del depósito, una autonomía mínima de casi 400 km sin repostar. La pantalla TFT mostró un consumo medio de 3,0 litros/100 km pero no lo tienes que tener en cuenta al no poner a cero el parcial promediándolo con el uso anterior. Interesante la indicación de la autonomía restante que no hemos visto en otras 125 cc.
Línea de tierra
Un 10 por las suspensiones WP. A pesar de que no contaban con los ajustes de la 390, tal como vienen de serie van perfectas. Es lo más parecido a ir sentado en una alfombra voladora a ras del suelo: se lo tragan todo sin transmitir las irregularidades al piloto y sin el mínimo flaneo al tomar curvas.
Hay veces que te contamos que no hemos podido probar los neumáticos con lluvia. Pues en esta ocasión nos hemos hartado y lo que nos ha faltado tiempo es en poder disfrutarlos en seco. Los Michelin Road 5 son neumáticos con un agarre excepcional en cualquier condición muy empleado en motos de mucha mayor cilindrada. Cuenta con dos componentes (2CT) con un compuesto más blando en los flancos que da mucha confianza en curvas.
Y ya, para acabar con la buena racha en esta línea de tierra: los frenos. Hay potencia de sobra con unos frenos que están sobredimensionados para las prestaciones que ofrece su hermana mayor de 390 cc. Ya te comentamos que el delantero es enorme (320 mm) y muy dosificable. La intervención del ABS se apura hasta que casi aparece el bloqueo de la rueda, algo que suele pasar en el tren delantero pero que, en esta ocasión, también ocurre detrás, y eso que no hemos activado el modo Supermoto.
En compañía
El asiento del pasajero no está muy sobreelevado y eso ayuda a acomodarse y, a la vez, a no ponérselo difícil al piloto para pasar una pierna al otro lado. De las cuatro branquias por cada lado que cuenta el subchasis trasero de fundición, la superior se ha hecho más profunda para poder introducir en ella las manos y utilizarla como si fuese una asidera. Las estriberas se encuentran en una posición que resulta cómoda.
El detallazo
Como ya hemos adelantada, el motor es completamente nuevo. Toma la denominación LC4C, refiriéndose la c minúscula a su tamaño compacto. De hecho, el cárter de aceite motor da cabida a 1,2 litros (1,5 litros en el motor anterior). Sigue siendo de refrigeración líquida con inyección electrónica Bosch y cambio de seis velocidades, pero se ha prescindido del doble árbol de levas en culata por uno simple que se ocupa de accionar las cuatro válvulas que siguen manteniendo las mismas dimensiones. Las medidas internas son casi iguales: mismo diámetro de 58 mm pero con una carrera que aumenta en una décima de milímetro (47,3 mm) para apurar los 125 cc. La relación de compresión baja de 12,8 a 12,3:1. La caja de cambios es completamente nueva con nuevas relaciones tanto en la transmisión primaria como en cada una de las seis relaciones, resultando ahora más abierta (una primera más corta con una sexta más larga). Para el embrague se adopta un funcionamiento anti-rebote.
Es la primera 125 que probamos bajo homologación Euro 5+ que será obligatoria a partir del 1 de enero de 2025. Aunque la Unión Europea nos lo quiera vender como que no es una directiva más fuerte sino que son ligeras actualizaciones respecto a la €5, lo cierto es que es una vuelta de tuerca más con más restricciones a nivel de ruido y, sobre todo, en la duración de los componentes que limitan las emisiones, como las dos sondas lambda situadas antes y después del bulto del catalizador y cuya ECU se “chivará” en la ITV si el catalizador ha perdido eficacia. Está claro que el nuevo motor es más eficiente que el anterior manteniendo los 15 CV límite a 10.000 rpm ante las adversidades de la nueva directiva de emisiones. No podemos decir lo mismo del par motor que baja de 12,7 Nm a 7.500 rpm hasta 11,5 Nm a 7.750 rpm.
Otra novedad en una 125 es el acelerador electrónico Ride-by-wire que prescinde del tiro directo del cable mecánico de control para la apertura de la válvula de mariposa. En este caso, la válvula de mariposa la abre un servomotor controlado por la ECU que decide la apertura no solo por lo que requiera el piloto actuando sobre el acelerador sino por el régimen del motor y unos parámetros programados.
Los períodos de mantenimiento son bastante largos: cada 7.500 km.
Con lupa
Haz click sobre la imagen para ampliar
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 4,59 s (57,1 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 7,37 s (71,2 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 19,79 s (97,7 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 40,66 s (108,0 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | 21,55 s (448 m) |
Velocidad máxima | 115,0 km/h |
Consumo | 3,77 l/100 km |
Autonomía | 398 km |
Peso total lleno | 124,7 kg |
Reparto tren delantero | 46,5% |
Reparto tren trasero | 53,5% |
Diseñoo Comportamiento Equipamiento tecnológico |
Precio Consumo Sin llave de proximidad |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería ImágenesVer FICHA TÉCNICA/EQUIPAMIENTO/PRECIO/IMÁGENES de la KTM Duke 125 2024 |