- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Alejandro Rivero
- Fecha – 12/5/2019
Llega la tercera versión de la hermana pequeña de la saga de deportivas por excelencia de Yamaha: la YZF-R125. Ante las dificultades que ponen las cada vez más restrictivas directivas anticontaminación, la marca de los diapasones se supera a sí misma y pone el listón más alto de esta categoría supersport de 125 cc con una YZF con mucha tecnología y que desarrolla la velocidad máxima más elevada entre las 125 cc del Euro4, 123,1 km/h,… de momento.
Teniendo una gama de motos de supersport como la YZF-R basadas en la experiencia de la marca de los diapasones cruzados en MotoGP, ya tienes mucho ganado cuando utilizas ese nombre para dar forma a una deportiva de unos humildes 125 cc de cilindrada. Y si encima se parece a los modelos de 1.000 (YZF-R1) y 600 cc (YZF-R6) pues mucho mejor. Pero es que no sólo se parecen, sino que por sus grandes dimensiones cuesta distinguir a las hermanas mayores de la pequeña. Sirva de ejemplo que entre la R6 y R125 difieren en apenas 2 cm en distancia entre ejes, algo parecido en altura de asiento, y tan sólo 2 mm menos en la sección de las barras de la horquilla invertida.
Es lo que ha hecho Yamaha desde que en el 2008 lanzó al mercado su YZF-R125: crear una auténtica réplica y no un modelo a escala 1:125. Todo una revolución en el mundo del “octavo de litro” que llevó a implicar a Minarelli Motori a desarrollar un tecnológico motor 4T con caja de cambio de seis velocidades, refrigeración líquida, culata de cuatro válvulas e inyección electrónica. Al margen de que anualmente la firma japonesa cambie los colores, la YZF-R125 ha ido evolucionando con dos importantes cambios en su historia: el de 2014 con una importante evolución en suspensiones (horquilla invertida), frenos (pinza delantera de anclaje radial y ABS a partir de 2015), cuadro de instrumentos y retoques en las formas del carenado, y el que acabamos de recibir en 2019.
Así, de nuevo a imagen y semejanza de la R6 y R1, nos llega esta nueva R125. Si nos lo permites, hasta nos parece más espectacular y atractiva que las mayores (en cilindrada, no en tamaño, insistimos) por sus estrechos faros en altura en el carenado que, ahora sí, adoptan la tecnología 100% LED, las nuevas formas del carenado, y el nuevo depósito con unas mejor conseguidas branquias que transmiten la agresividad de los tiburones.
Hay muchos más cambios en la R125 del 2019 que se presentó a final de año pasado en el Salón Intermot de Colonia y que se produce en la factoría francesa de San Quintín. Ahí tienes también el basculante asimétrico en fundición de aluminio con refuerzo superior (nada de imitarlo con molduras de plástico) que atraviesa a su paso la cadena por el lado izquierdo y que, por el derecho, tiene forma de banana para dar paso al escape.
Es nuevo también el cuadro de instrumentos basado en una pantalla LCD panorámica con un ligero toque de color, fácil de ver de un vistazo sobre la marcha e incluso a plena luz de día, y que agrupa mucha información: velocímetro, cuentavueltas, nivel de gasolina, reloj, cuentakilómetros total y parcial y marcha engranada, además de cinco testigos luminosos y uno de sobrerrégimen bien visible para que no tengas que apurar las marchas hasta el corte de encendido. No nos ha gustado que se haya perdido el nivel de temperatura y se sustituya por un testigo de sobrecalentamiento que nos avisa (si es que estamos atentos) cuando no hay más remedio que parar.
Los principales cambios los encontramos en el motor con el añadido del sistema de distribución variable VVA (responsable de las excelentes prestaciones) y el embrague con asistencia y antirrebote. Aunque de ello nos ocuparemos con más extensión en el apartado El Detallazo.
Oficialmente se mantienen las mismas medidas de la ficha técnica de la versión 2014, aunque lo cierto es que algo deberían cambiar por las diferentes formas de la carrocería y el nuevo basculante, además de que no se recoge el neumático trasero más ancho (140/70-17). El precio se contiene justo por debajo de la barrera de los 5.000 euros empatada técnicamente con Kawasaki y Aprilia, pero más elevado que Suzuki, KTM y Keeway.
A bordo
Lo del gran tamaño de la R125 se hace un poco insufrible para los menos altos. Que no os confundan las fotos de acción que acompañan esta prueba. Para la sesión contamos con Alejandro Rivero, un joven piloto de tan sólo 10 años que se manejaba muy bien sobre la YZF pero que teníamos que ayudarle sujetándole la moto al iniciar y parar porque literalmente no llegaba al suelo con sus 147 cm de altura. Los 825 mm a los que está elevado el asiento, no lo ponen fácil pero forma parte de ese paquete de buena fachada y presencia a la hora de moverse con ella y hacer creer al resto del personal que vamos montados en una moto “gorda” de 600 cc y que tenemos, por tanto, el carnet de moto grande en lugar del de coche que nos permite acceder a una 125. A eso ayuda que en ninguna parte de su carrocería aparezca la cifra de 125, a no ser que el agente que nos detenga nos pida los papeles y lo descubra.
Sí, el culo lo llevas alto, pero al menos Yamaha ha colocado los semimanillares por encima de la tija superior consiguiendo suavizar esa típica postura radical deportiva que carga más peso en el tren delantero, aunque con mucho tiempo rodando sobre ella aparecerán los dolores en las muñecas y en el cuello, consecuencia de que tienes que subir la barbilla para ver mejor el horizonte, a no ser que te compres un caro casco de MotoGP con más campo de visión en la zona de las cejas.
El motor te encantará. Está muy lleno en toda su gama de revoluciones. Empuja muy bien desde las 6.000 revoluciones y estira hasta las 11.000 donde se muere por el corte de encendido (la “chicha” está en las 10.000). La distribución variable VVA, que ya conocíamos en los N-Max y Tricity, es la responsable de combinar dos motores diferentes: uno elástico con potencia a bajo régimen, ideal para moverse por ciudad, y otro más puntiaguado con potencia a alto régimen, para estirar y sacarle esa fantástica velocidad máxima que se alcanza en llano a 133 km/h de velocímetro y que se corresponden con 123,1 reales, lo que la sitúa (¿de momento?) al frente del Top Ten de las motos de 125 cc más rápidas con homologación Euro 4. Pero son difíciles de mantener porque el desarrollo en sexta es un pelín “largo” y se hace muy sensible al viento de frente o a cualquier cambio de pendiente. Cuesta abajo, obviamente, se pone muy contenta.
Pero el VVA no hace milagros. Hay que estar pendiente del cambio y reducir una marcha al instante sobre todo para salir de una curva, porque además ese gran tamaño sitúa el centro de gravedad alto y notas también como se te “cae” la moto hacia dentro de la curva.
Otro cambio que introduce Yamaha es el del embrague antirrebote asistido (A&S). Sinceramente no le hemos prestado demasiada atención. Sí que se nota que el tacto de la maneta es más blandito, y en teoría debería evitar que la rueda trasera se bloquee si haces una reducción “salvaje” con varias marchas de golpe para hacer de freno motor.
Línea de tierra
Yamaha refuerza el Made in France de esta YZF-R125 calzando en ambas llantas de 17 sendos neumáticos Michelin Pilot City que, como ya hemos comentado, aumenta la sección posterior hasta los 140 mm manteniendo el perfil del 70%. Un neumático de calidad que da mucha confianza en seco y que, casi con toda seguridad, hará un buen papel en mojado. Tiene el típico dibujo de evacuación de los Pilot Road 2, pero no cuenta con la tecnología 2CT de doble compuesto que permite que la banda de rodadura tenga más duración.
En lo que respecta a suspensiones, la horquilla invertida y el monoamortiguador posterior están muy bien conjuntados para trabajar en equipo. Ambos muestran un tarado tirando a duro pero muy firme en las trazadas y sin brusquedades en la recuperación de extensión.
En cuestión de frenos no hay cambios respecto a la versión ’14. Delante encontramos un enorme disco flotante de 292 mm de diámetro mordido por una pinza de anclaje radial y detrás uno de 220 mm con su correspondiente pinza de simple pistón firmada por la japonesa Nissin. El sistema antibloqueo de frenos ABS está presente en ambos elementos con un modulador Bosch serie 9.1 de funcionamiento muy efectivo.
En compañía
Como suele ser habitual en las motos deportivas, no se presta demasiada atención a un hipotético pasajero, aunque para un recorrido corto no tendrá demasiados motivos para quejarse. La principal queja la tendrá al acomodarse ya que, si es elevado el asiento del piloto, lo es todavía más el del pasajero y además la banqueta es algo justa en superficie. Las estriberas con soporte de aluminio están correctamente posicionadas y se dispone de una especie de toberas laterales para agarrarse (solución que también hemos visto en la R6) que resultan cómodas y, a la vez, con un diseño bien integrado (algo difícil de conseguir).
Con lupa
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El detallazo
Exteriormente el motor es el mismo de siempre pero estrena una culata nueva que incluye el sistema de distribución variable VVA (Variable Valve Actuation) que ya conocemos del N-Max y Tricity. El sistema emplea dos levas de escape de bajo y alto levantamiento, conmutables a un régimen de 7.400 rpm, a través de un servo que mueve dos balancines diferentes. También se ha aprovechado para rediseñar la culata con asientos de válvulas 1 mm más grandes y una cámara de combustión más compacta. En cuanto a la alimentación, el cuerpo de mariposa aumenta de 28 a 30 mm así como la caja del filtro de aire que aumenta en volumen, adoptando la tobera de admisión una forma oval de mayor sección. También se han minimizado las pérdidas por fricción y de bombeo utilizando un pistón forjado con recubrimiento YRCELL y nuevos diseños de biela, cigüeñal y cárteres. En el circuito de refrigeración se ha modificado el baipás del termostato para conseguir un calentamiento más rápido y una mejor eficiencia de refrigeración, lo que permite emplear un radiador un 26% más pequeño y ligero. Otra mejora introducida afecta al embrague con el sistema A&S (Assist and Slipper) que evita el rebote y bloqueo de la rueda trasera en las reducciones bruscas, ganando en suavidad de funcionamiento con muelles más blandos. Es de suponer que las mejoras introducidas en el motor se apliquen en la naked MT-125, que no debe tardar en darse a conocer, y también en el motor del X-Max con quien comparte toda su termodinámica.
Alejandro Rivero
Para las fotos de acción contamos con Alejandro Rivero, un chaval puntero de Fuenlabrada (Madrid) que lleva montando en moto desde los tres años y medio, y que la compagina muy bien con sus estudios en 4º de Primaria (su especialidad son las Sociales). Se ha especializado en velocidad consiguiendo un primer y un segundo puesto en la general del campeonato ANPA de minimotos, y en el pasado 2018 consiguió ser subcampeón con su KTM SX 65 en el Campeonato de Supermotard de la Zona Centro. Entrena en el Circuito La Princesa (Alcorcón, Madrid) a las órdenes de su entrenador Javier Caballero, Director de la Escuela. Precisamente de esa escuela han salido pilotos como los hermanos Raúl y Adrián Fernández que participan en Moto 3.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 4,58 s (59,0 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 7,28 s (73,3 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 19,04 s (104,3 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 38,32 s (117,0 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | 16,45 s (327 m) |
Velocidad máxima | 123,1 km/h |
Consumo | 2,68 l/100 km |
Autonomía | 430 km |
Peso total lleno | 145,4 kg |
Reparto tren delantero | 48,8% |
Reparto tren trasero | 51,2% |
Diseño Prestaciones Tecnología |
SIn nivel refrigerante Altura asiento Precio elevado |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes |
Rivales directos | Aprilia RS 125 | KTM RC 125 |